Desgualdad
¿Producto cultural? ¿Error capitalista?
“Realidad es producto de lo que pensamos de ella” (Pablo Fernández
Christlieb)
Decidí comenzar este ensayo con esta frase ya que en base a ella
no pueden existir reglas rígidas y exactas para el estudio del
conocimiento y la cultura, sin embargo, no por esto el estudio del conocimiento
y la cultura son una pérdida de tiempo, sino todo lo contrario, creo que el
estudio de estas, nos aproximan a una realidad verdadera, y no solo eso sino
que nos muestra lo interesante y divertido que es poner en juicio nuestra
supuesta realidad y los conocimientos
aprendidos hasta ahora en este viaje al
que llamamos vida.
Para aproximarnos a una realidad “verdadera” creo que es
fundamental saber que esta realidad está
hecha por conocimiento y esto implica que deben de existir tres factores, que
son: el sujeto (el que conoce), objeto (conocido), y las relaciones que pueden existir entre estos tres factores.
Pablo Fernández en su libro “el conocimiento encantado” señala que podemos
encontrar tres tipos de relaciones entre sujeto y objeto que son: distancia, fusión,
y encantamiento, en seguida se explicara de forma clara en que consiste cada
una de estas relaciones.
En la relación de tipo distancia, el sujeto y el objeto
consiguen una relación a distancia valla, donde el sujeto entiende, denomina, y
manipula al objeto, ejemplos como este
tipo son muy comunes, como el de una roca o un lápiz, donde nosotros los conocemos, entendemos, y manipulamos para
nuestro beneficio. También tenemos la relación de fusión en donde el objeto
domina al sujeto, Fernández pone como
ejemplo a los sentimientos(objeto),
donde estos controlan nuestro
comportamiento y en ocasiones nuestras actividades, también otro ejemplo muy
claro es el de las adicciones, donde las personas (sujeto), dependen totalmente
de cierta sustancia(objeto) para seguir con su funcionamiento. Por ultimo encontramos
al encantamiento en donde ni el objeto ni el sujeto prevalecen sobre el otro,
sino que el sujeto ve como semejante al objeto, el ejemplo más claro que
tenemos de este tipo de relación es con nuestras mascotas, es decir, conocemos
a nuestras mascotas, pero no los
utilizamos para un beneficio o nos sentimos superiores a ellas, es decir las
vemos como sujetos capaces de pensar y sentir.
Pensando en esto hay que tomar en cuenta entonces que las relaciones del sujeto – objeto están totalmente
dependientes del conocimiento y que este conocimiento puede ir pasando de generación en generación, y así
esto se convierte en un ciclo en donde las nuevas generaciones pueden aportar
conocimiento nuevo, pero este conocimiento nuevo está en función del conocimiento viejo, ¿Cómo
podemos valorar este ciclo? Desde mi punto de vista el conocimiento también
puede ser visto como “una interpretación de las inmediateces de la experiencia”
entre muchas otras formas de verlo, a
esta interpretación Clifford Geertz en su libro “conocimiento local” la toma
como una definición de “sentido común”, en donde, si el sentido común es una interpretación
de las inmediateces de la experiencia, también está sujeto a pautas de juicio
que se han definido históricamente, por lo que puede discutirse, cuestionarse,
y desarrollarse, afirma Geertz en su libro.
Un ejemplo muy claro de sentido común en la vida cotidiana,
es la interpretación que le hemos venido dando al dinero, es decir, desde
pequeños nos enseñan que la función del dinero es satisfacer nuestras necesidades y es casi
seguro que a nuestros padres también así los enseñaron, y a la vez a los padres
de nuestros padres, pero, ¿cuándo fue que el ser humano comenzó a ver al dinero
por su valor y no por un trozo de papel o metal? Es decir, yo desde que logro recordar, veo a un billete azul con la cara de Benito Juárez,
como un billete de 20 pesos, y no como un papel azul con un dibujo de un sujeto
con traje.
Creo que esta interpretación que se enseña de generación en generación
sin ninguna clase de valoración y/o juicio surge como resultado de una gran desigualdad en el país. Y esto
tiene como consecuencia que hoy en día
la gente piense que la fuente de su felicidad sea el dinero, o peor aún que se
quiera el dinero por el simple hecho de ser dinero y no por los beneficios que
este conlleva.
Algo aun peor que he notado como consecuencia de la interpretación
actual del dinero es la de juzgar a las personas por lo que tienen en la
cartera y no lo que tienen en la cabeza, no quiero caer en el error de generalizar,
pero es evidente que en la actualidad hay una tendencia de las personas a
fijarse más por la posición económica que por sus capacidades personales, esto
sin duda es un tipo de discriminación y quizás hemos sido parte de esta sin
darnos cuenta.
Para entender bien el problema tendremos que entender por discriminación,
una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio
inmerecido a determinada persona o grupo. Un ejemplo claro de esta discriminación
es que la mayoría de las mujeres que corren más peligro de sufrir violaciones
de derechos humanos pertenecen a los grupos sociales más pobres y vulnerables o
marginales, se trata de mujeres indígenas, mujeres pertenecientes a minorías étnicas,
mujeres de comunidades de inmigrantes y mujeres sin hogar o refugiadas, esta información la podemos consultar en
www.conapred.org.mx.
Con estos datos es inevitable que piense ¿porque en la
actualidad tenemos esta forma de discriminación económica? ¿Qué es lo que hace
que exista tanta desigualdad en nuestro país? Y bueno apoyándome en este
articulo de la revista “Nueva Sociedad”
http://www.nuso.org/upload/articulos/3602_1.pdf
pude llegar a las siguientes respuestas.
1.-la desigualdad es un fenómeno indisoluble de las
relaciones de poder. El dinero en México represente poder, y por ello en
nuestro país la desigualdad se explica por atributos personales, relacionales y
estructurales (leyes, corrupción gubernamental, estrategias económicas) que
determinan las capacidades de las personas de capturar y retener ingresos a lo
largo de su vida.
2.- la desigualdad en el país tiende a ser acumulativa de generación
en generación, esto es en consecuencia de que no se tienen estudios que sustenten con información
estadística cual es el estado de la distribución de riqueza. A pesar de esta falta de información sólida, todo indica que las diferencias son más
profundas que las observadas en la distribución del ingreso y se estima que en
los últimos años las políticas del estado en materia fiscal, de concesiones
para la operación de recursos bienes y servicios públicos han favorecido a compañías,
personas y familias cercanas al grupo en el poder.
Todo esto me trae a la mente el texto de Gilberto Giménez de
“cultura e identidad” ya que la vida en nuestro país esta totalmente
dependiente del entorno en el que creces, es decir, por la gran desigualdad que
hay en el país se hace aun mayor la brecha para que te identifiques como de cierta clase social y esto también
conlleva un estilo de vida muy diferente al que tuviera otra clase, desde educación
hasta relaciones de amistad etc.
En el documental “los herederos” de Eugenio Polgovski se muestra la vida cotidiana de niños en
diferentes zonas marginadas del país, en
donde, desde mi punto de vista, los niños están siendo educados de la misma
manera de generación en generación. Creo que más que una educación estos niños
están heredando un estilo de vida, en donde este también se presta para que sea
muy difícil que “la herencia” cambie por diferentes situaciones politicas-economicas
en donde no se les da la oportunidad de estudiar y con esto no abren su pensamiento
a otras formas de vivir, el acceso a información puede ser decisivo en las
condiciones de estos niños sin embargo el mismo sistema capitalista neoliberal
que nos gobierna, no permite el acceso de la información a estas regiones que son las más marginadas del país.
No quiero ser pesimista pero veo una situación en cuestión de desigualdad
muy desfavorable para el país, ya que la desigualdad es como un acelerador para
ella misma, con esto quiero decir que entre mayor sea la desigualdad, también será
mayor la rapidez con la que esta aumenta. Y la misma desigualdad conlleva
problemas sociales aún mayores como extorción, robos, corrupción etc. Lo que verdaderamente es crítico en la situación
en particular en nuestro país, es que la desigualdad está pasando de ser visto como un problema del sistema, a verlo
como un problema cultural, es decir, se comienza a ver al pobre porque es flojo
y no a verlo como pobre porque no tiene las oportunidades para dejar de serlo. Está
en nosotros cambiar esa forma de ver al pobre, en nosotros está la posibilidad
de exigirles a nuestros gobernantes mejores y mayores oportunidades para la
gente más marginada, no es problema solo de los pobres, es de ricos, es de niños,
ancianos, de jóvenes, es de todo un sistema en el cual formamos parte.